viernes, 21 de septiembre de 2012

[CUNA-RELATO] “El Luis Andrés Colmenares que yo conocí”: Peter Manjarrés

El cantante vallenato recuerda al muchacho de Villanueva, su tierra, a quien mencionó en una canción y cuenta:“esa noche de Halloween sentí algo feo, como escalofrío de ver a la gente vestida como en una película de terror”.
“El Luis Andrés Colmenares que yo conocí”: Peter Manjarrés





Yo a Luis Andrés Colmenares lo conocí desde niño. A su papá Luis Alonso y a su familia los conozco desde hace muchísimos años. Toda la familia de mi papá es de Villanueva (Guajira), tierra donde nació Luis Andrés. Aunque nací en Valledupar, viví en Villanueva un tiempo. A ese lugar le debo mucho de lo que soy como cantante, es cuna de acordeones. También le debo mucho de lo que soy ahora como persona. Allí hice un año de internado universitario.

En Bogotá la amistad con el papá de Luis Andrés creció más, yo estaba estudiando odontología y Luis Alonso ya trabajaba. Algunos fines de semana él me acompañaba a los parrándones vallenatos. En las vacaciones, cuando tenía oportunidad de volver a Villanueva, visitaba a la familia.



Hace un par de años supe por el papá de Luis Andrés que el muchacho era uno de mis mayores fanáticos. Que tenía mis discos, que los cantaba y que le gustaba mucho mi música. Fue entonces cuando también me unió una amistad con el pelao. No de vernos todos los días, pero sí de preguntar siempre por él y conversar por teléfono. Después del éxito que tuve en 2007 con el discoEl papá de los amores, le dije al papá de Luis Andrés que le iba a dar como regalo a su hijo una mención en la producción que se venía. En la canciónEl rey de las mujeres,del discoEl Caballerodel 2009, nombré a Luis Andrés Colmenares. El pelao me llamó feliz a darme las gracias. La canción dice así:

Y yo no soy, no soy bonito (bis) pero todas las mujeres quieren que les dé un besito y yo no soy, no soy bonito (bis) tengo sabor y mucho estilo y yo no soy, no soy bonito y yo no soy caribonito

En la primera fiesta a la que dejaron ir solo a Luis Andrés en Bogotá, yo me presenté. El papá me llamó y me lo recomendó. Recuerdo que le fiesta fue en la discoteca Vinacure y Luis Andrés estaba entre el público. Estuve pendiente de él. Por su comportamiento uno sabía cómo era el muchacho. Luis Andrés era de esos pelaos con los cuales me represento y, como fan, representaba también a mis seguidores: un pelao muy sano, muy de su casa, aplicado en sus estudios –estudiaba dos carreras– disciplinado, educado, que nunca le dio problemas a sus papás. Un caballero.

La última imagen que tengo de Luis Andrés es la de un día en que nos encontramos en el aeropuerto. Él estaba de tenis, jeans, camiseta y un saco en la espalda. Nos sentamos a charlar un rato de música y yo le agradecí por un maletín que me mandó de regalo. Todavía lo conservo. Me agradaba hablar con él porque tenía fundamentos; a pesar de su edad, no hablaba por hablar, sabía de lo que hablaba, tenía los pies bien puestos en la tierra.


Aquel sábado 30 de octubre yo tenía una presentación en el sur de Bogotá. Allá llegué como a eso de las 11 y 30 de la noche. Terminamos a las 2 a.m. Ya era 31 de octubre. Curiosamente, recuerdo que camino a casa pasé cerca al Virrey. Me duele saber que pasé por ahí sin saber que Luis Andrés estaba pasando por un momento malo. Me duele no haber podido ayudarlo.

Cuando íbamos por toda la carrera 15 con dirección al norte, y al pasar entre la 82 y la noventa y pico, recuerdo que el ambiente de Halloween era pesado. Era una noche fea, misteriosa. Nunca me ha gustado. Vi a muchos pelaos disfrazados saliendo de las discotecas. Pero sentí algo feo, como escalofrío de ver a la gente vestida como en una película de terror.

Ese 31 yo viaje temprano a los Estados Unidos. No sabía nada. El domingo en la tarde hablé con una amiga de Villanueva y me dijo que Luis Andrés andaba desaparecido, que no lo encontraban. El martes me avisaron que había muerto. El miércoles regresé a Colombia y me encontré en el aeropuerto con su papá, que llegaba de Chile. Viajé en el mismo avión con él hasta Valledupar para ir al sepelio en Villanueva. Ese día fue duro. Cuando la mamá de Luis Andrés me vio, como que recordó mucho más al pelao. Fue muy fuerte. Jorge, el hermano de Luis Andrés, en el velatorio me pidió que cantara la canción en la que mencionaba a Luis que a él le gustaba tanto. Pero yo me negué porque no tenía ganas de cantar. Aquella canción es alegre y ese no era un momento para estar alegres.

¿Que si creo que lo mataron esa noche en el Parque del Virrey? No sé, solo Dios sabe, y a él le pido que se conozca la verdad para que sus papás, mi amigo Luis Alonso y Oneida, puedan descansar.

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