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Por: Rommel Caycedo
Todavía no lo creo. Es difícil asimilar la noticia, en la cabeza se reúne una conjunción de recuerdos y en su mayoría son excelentes. Jairo Varela no era una persona perfecta como yo, como usted o como cualquier otro; eso está claro; pero sobresalió y dejó una huella indeleble en la música colombiana y en aquellos que lo conocimos de cerca.
El primer recuerdo que mantengo es el de verlo soñar asuntos que para otros parecían increíbles. Siempre estuvo seguro de que aquel arrugado cuaderno de composiciones que siempre cargó bajo el brazo, en su comienzos, estaba lleno de canciones que serían éxitos inolvidables en la música. De hecho lo logró. No hay un sólo colombiano que no haya cantado y bailado sus canciones.
Su estilo, su seguridad en si mismo, marcaron la música en Colombia. No sólo cambió la forma de producirla, también dio valor al músico, lo subió al profesionalismo y aunque, a veces pudiera pecar de demasiado exigente, o demasiado injusto, sus reglas se impusieron. Fue el primero en darle un valor a su música y saber cobrar por ella. Ahora todos los músicos que declaren odiarlo o quererlo, están seguros hoy, día se su muerte, que el se los enseñó.
Por otro lado nos dejó su mejor recuerdo: EL GRUPO NICHE. Patrimonio cultural para los colombianos, música que no puede faltar en cualquier casa de Colombia y del mundo. Real escuela de la salsa.
La salsa y la música colombiana han quedado huérfanas. Genios como Jairo Varela sólo nacen cada siglo, será difícil reemplazarlo y compararlo.
Extrañaremos todo de él. Su creatividad innata. Sus sueños locos. Su fuerte carácter. Su tímida sonrisa. Su mano generosa. De verdad, lo extrañaremos.
Muchos homenajes vendrán, incluso de personas que lo odiaban y que ahora dirán que fueron sus mejores amigos. Todo eso será bienvenido, pero la mejor forma de honrar su memoria será el de preservar su musica y su legado y su gran carácter emprendedor que cambió la música colombiana para siempre.
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